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Uno de los grandes secretos de cocina vegana que he descubierto este año. La sal
negra del himalaya solo sabe a una cosa: A HUEVO FRITO. Cuando la pruebas por primera vez te parece absolutamente mentira que la naturaleza sola pueda ofrecernos semejante sabor. Es clave en mis tortillas, migas y platos de patatas a lo pobre con pimientos. Échale a todo lo que comieses antes con un huevo y disfrutarás del mismo resultado pero con 0 crueldad 💜