Son unas gotas de autobronceador concentrado que se disuelven en la crema hidratante o en
el aceite. Me encanta el hecho de que el agente bronceador sea la caña de azúcar y que los ingredientes sean naturales y orgánicos, ya que normalmente estos productos tienen muchísimas porquerías. Además, huele como a menta y no necesita aclarado ni es obligatoria la exfoliación previa. El tono que deja es un bronceado ligero nada anaranjado, lo cual agradezco. Normalmente pongo tres gotitas sobre mi mano y las mezclo con el aceite facial. Lo extiendo sobre la cara limpia seca por la noche y voilà, por la mañana es como si acabara de llegar de la playa. Tiene un subtono coral que matiza las manchas, los tonos cetrinos y las ojeras, así que me suaviza las marcas de acné que están cicatrizando y genera sensación de buena cara. Entre más gotas añadas, más morena te deja, lo cual me encanta porque dependiendo de la época del año me gusta estar más o menos morena para que quede natural. Por lo demás, es vegano, cruelty free, orgánico y viene en vidrio. Lo recomiendo totalmente. Por cierto, la marca tiene otras variedades que dejan un moreno más intenso. En mi opinión, vale lo que cuesta.
#espiritulibre